Ambos portularon a Medicina Humana.
A Danitza Cárdenas Peralta le apasionaba jugar básquebol. Jugaba cinco horas diarias sin parar en su natal Abancay, pero siempre tenía tiempo para soñar con su otra pasión, ésa que nació en ella cuando su mamá, una técnica de enfermería, la llevaba a su trabajo en el Hospital de Abancay. A sus cortos años ya lo tenía decidido: Sería médico.
Y por eso no dudó en dejar su tierra y con ella a sus padres y hermana para venir a Lima y “enterrarse” en los libros por más de 12 horas al día, sin sábados, domingos ni feriados, sin discotecas ni amigas.
Fueron cinco intentos y como se suele decir “no hay quinto malo”. A Danitza le llegó el momento de iniciar su vida universitaria y ser en el futuro “cardióloga o neuróloga”; aún no lo ha decidido.
Sostiene que jamás pensó en renunciar a su propósito de ser una cachimba de medicina de la Universidad San Marcos y que “aunque sea en el último puesto” pero lograría ingresar. Por teléfono sus amigas le dieron la noticia de que había ingresado, pero la sacudida fue total cuando una persona de la Universidad la visitó en su casa para contarle que había empatado el primer puesto con otro aspirante a médico con 1,836.250 de puntaje.
En medio de la vorágine de las entrevistas con la prensa, Danitza alcanza a decirle a sus padres que están lejos de Lima cuánto los quiere y cuan agradecida está del apoyo que le dieron.
“Ellos siempre me ayudaron, aún a la distancia, y por eso tenía que lograrlo. A los jóvenes les digo que no desmayen si tienen un objetivo en la vida, que sigan trabajando por él, que estudien lo que realmente les gusta”, remarca esta jovencita de sólo 18 años.
Luis Alexander Rodríguez Sánchez compartió con Danitza la alegría del primer puesto a la decana de América. A la luz de los resultados de este examen de admisión 2010-II, este joven de 19 años dice que ahora sí su camino está trazado.
Será cardiólogo y de eso no tiene ni un atisbo de duda. “Es una bella profesión, sobre todo solidaria”, dice y anota que dentro de unos años se ve atendiendo a la gente que tiene menos recursos.
Tampoco duda en afirmar que los médicos que, con los años, se dejan ganar por la indiferencia y la indolencia son quienes no estudiaron por amor a la carrera, sino, quién sabe, "sólo por el dinero que la profesión les podría generar".
Para Luis Alexander hace dos años que no existían más que los libros. Sus tres intentos por ingresar a San Marcos lo absorbieron por completo. “Hace tiempo que no tengo fines de semana, pero jamás pensé en tirar la toalla”, dice el joven estudiante egresado de las aulas el colegio Fe y Alegría de San Juan de Lurigancho.
Sin falsas modestias, afirma que el primer puesto conseguido no le sorprendió mucho porque sabía que estaría entre los primeros.
Cada jornada durante esos dos años era idéntica a la otra: dedicarse al estudio desde las ocho de la mañana hasta las 11 de la noche y contando siempre con el apoyo de mamá Gregoria y papá Tomás, ambos naturales de Apurímac.
No hay comentarios:
Publicar un comentario